Los niños santanecos se volcaron al Teatro Nacional de Santa Ana y desde tempranas horas de la tarde hacían cola para entrar a la función.
Un público maravilloso que se integró al juego escénico desde el primer momento y que exigió de la compañía toda su energía y entrega.
Los gritos de siempre: "Lobo malo", "Nooooooooo", "No abran cabritos que es el lobo", no pararon en todo el espectáculo, y los personajes del cuento interacturon con ellos, como cuando el Lobo le pide a uno de los niños del público que le preste un dólar para comprarle los huevos a doña Vaquita.Risas, gritos y uno que otro pequeñín llorando por los cabritos, fueron los particulares del día. Como siempre, la convivencia con el grupo llena de alegría, por lo que es inevitable disfrutar el viaje de la tropa hacia nuestros destinos.
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